Domingo García: “Voy a seguir pintando hasta que me muera”

|

A sus 87 años, Domingo García enfrenta pérdida de audición y de visión. Lo más que le duele es no poder ver como antes y se lamenta. “Me estoy quedando ciego. Es el precio que uno paga”, dice, maestros de la plástica puertorriqueña, Domingo García es un artista multidisciplinario que ha trabajado desde el grabado y la pintura hasta la escultura con un marcado interés en la armonía y el empleo del color educador y gestor cultural, marcando a generaciones de artistas.


Con más de 70 años de trayectoria, el artista ha comenzado a donar piezas de su colección a diversas entidades culturales del país a casas y museos, entregando lo que mas ama.


Ricardo Alegría, gran amigo y quien fue un aliado importante cuando decidió establecer en 1958 la Galería Campeche en el Viejo San Juan, donde dio espacio a artistas de renombre, así como a jóvenes que empezaban a abrirse paso en las artes plásticas.

la intelectualidad, sensibilidad y creatividad  lo distinguen, dejó establecido la importancia que el arte ha tenido un gran impacto en su vida.


Asegura que pinta porque no sabe qué más hacer, aunque la visión le ha traicionado, la creatividad no le abandona, como demuestran una serie de dibujos sobre papel que hizo en plena pandemia.


02.dg



Entrevista que le realizaron a Domingo García


¿Qué busca Domingo García a través de la pintura?


Hacer patria, sinceramente. Dios me dio un talento y yo se lo doy a mi pueblo porque es lo que puedo dar, es lo que tengo, esa capacidad visual.


¿Hubo críticas a su trabajo por romper con lo figurativo y adentrarse en tendencias más contemporáneas?

No hubo ninguna crítica porque criticarme a mí era buscarse un problema.


¿Por qué?

Porque yo tengo intelectualmente un discurso bien elaborado y un vocabulario bien formado en el arte. Tengo mucha preparación intelectualmente y si quieres discutir, vamos a discutir.


Ha trabajado mucho el autorretrato, ¿por qué el interés de mirarse a sí mismo?

Porque soy un egomaníaco... Yo me pinté porque me estaba buscando. De vez en cuando me encontraba. Pero yo no me pinto por vanidad, yo me pinto para identificarme conmigo mismo porque de vez en cuando uno se pierde y se busca por momento. Ese es el autorretrato.


¿Y se encontró finalmente Domingo García?


Por momentos. Pero uno no se encuentra permanentemente, uno sigue evolucionando. Un poco me encontré cuando hice el cuadro, pero después me perdí de nuevo.


¿Qué es lo más que disfruta de pintar?

El no saber. Yo no sé lo que estoy haciendo. Esa es la clave de una buena pintura, que uno no sepa, que uno pinte por los instintos, por la percepción. Uno pinta sin saber y el que dice que sabe lo que está haciendo es un mentiroso. Lo más importante en eso de pintar es tener una educación formal, bien formal, en composición, en diseño, en teoría de color. Hay cosas que son inevitables y hay que saber de pintura y hay que tener un sentido histórico de quiénes fueron los grandes pintores y qué pensaron. Hay que leer, cultivarse. 


¿Cómo ve la muerte Domingo García?

Igual que antes. La muerte es un disparate que viene a castigar a uno después de tantas luchas. A mí no me agrada eso, cómo me va a agradar eso. La muerte viene y tira a uno contra el piso después de uno luchar tanto por mantenerse de pie, así que yo no voy a decir nada bueno de eso.


¿Cómo quisiera que lo recuerden?


La pregunta es difícil porque a mí no me interesa que me recuerden. ¿Por qué me tienen que recordar? Yo no estoy en ese pensar. Yo pinto porque pinto, no para que me recuerden. Si me recuerdan bien y si no, bien. Yo no tengo nada que ver con eso.